VIVIR ANTICIPANDO - Psicologos Blu
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VIVIR ANTICIPANDO

VIVIR ANTICIPANDO

Los seres humanos tenemos la capacidad de anticipar el futuro, lo cual es algo positivo, porque nos permite planificar, adelantarnos a las consecuencias, y evitar posibles dificultades.

El problema surge cuando pretendemos tenerlo todo bajo control y esta habilidad se convierte en una expectativa ansiosa, es decir, caemos en la trampa de anticipar de manera continua posibles peligros o riesgos que percibimos de modo erróneo como exageradamente probables (un accidente, una enfermedad grave…). Muchas veces lo hacemos con el objetivo de estar preparados para una eventual desgracia, y proviene de la exigencia irracional de que nunca deben suceder acontecimientos negativos en nuestra vida, porque no lo soportaríamos.

Todo esto nos llena de una ansiedad muy elevada y generalizada que nos impide disfrutar del presente, y genera sentimientos de infelicidad. Se parece a una “autotortura”: vivimos angustiados por cosas que no están pasando y que puede que jamás lleguen a ocurrir, en vez de centrarnos y saborear el momento actual de nuestra vida. ¡¡Y no nos sirve de nada!!

Para evitarlo, es crucial entender que no podemos controlar el futuro y afrontar que la incertidumbre forma parte de nuestra existencia, y que no tiene ninguna utilidad adelantar en nuestra cabeza sucesos catastróficos; comprender que la preocupación y la ansiedad previas no nos estarían preparando para una futura adversidad, sino todo lo contrario: nos agota y nos deja sin  fuerzas.

Además, la realidad es que la mayoría de los hechos temidos y peligrosos (como las enfermedades, por ejemplo) son mucho menos catastróficos cuando ocurren de verdad. Todos tenemos una gran capacidad de adaptación y movilizamos unos recursos personales de afrontamiento que no somos capaces de vislumbrar cuando nos angustiamos augurando desgracias en nuestra imaginación desbocada.

Podemos aprender a no preocuparnos por aquello que no está ocurriendo, ¡no vale la pena! Es mejor ir paso a paso, focalizar nuestra atención en vivir la vida con plenitud hoy, sin predecir el futuro negativamente, economizando las emociones negativas, sin malgastarlas cuando no toca. Cuando lo conseguimos, nos despojamos del miedo y disfrutamos del día a día con objetividad y de manera positiva.