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¿Cuándo debo ir al psicólogo?

¿Cuándo debo ir al psicólogo?

Nos llegan muchos mensajes a la web preguntando si lo que les sucede es grave y si “lo suyo” necesita terapia.

Así que en el post de hoy queremos resolver algunas de esas dudas. ¡Comencemos!

En ciertas etapas de la vida, nos encontramos en la situación de que no sabemos resolver ciertos problemas y las emociones están más allá de lo que podamos soportar. Nuestros seres queridos nos aconsejan ir al psicólogo, pero muchos lo desestiman. Esto se debe a que hay personas que consideran que ir al psicólogo o hacer terapia es “sólo para los locos”.

Dar el primer paso para ir a la consulta es el más complicado, no sólo por ese pensamiento sino también por la vergüenza o el temor a que lo consideren “fuera de sus cabales”

A pesar de que se ha avanzado bastante en el mito del papel de los psicólogos, todavía la sociedad sigue relacionando esta profesión con la locura. Según los profesionales, es el miedo a “sacarnos la coraza” lo que nos aleja de la terapia.

No existen normas en relación a cuándo acudir al psicólogo, todo depende de cada uno. Tampoco que sea “obligatorio” hacerlo. La razón principal por la que una persona va a terapia básicamente es porque no se encuentra a gusto consigo misma, ya sea en lo emocional o en lo físico.

Os lo queremos plantear de un modo muy fácil. Para ir al psicólogo, es suficiente con que se produzca una sola de las situaciones que aquí abajo os explicamos:

  1. Sientes que no tienes control sobre tu día a día (acontecimientos diarios).
  2. Empiezas a somatizar (Diversos dolores, en función de las características de cada persona) o a tener ataques de ansiedad (presión en el pecho, aceleración del ritmo cardiaco, hiperventilación o respiración muy superficial y acelerada, sudoración…).
  3. No tienes control sobre tus emociones (Llanto, rabia, angustia, tristeza, desolación, sentimientos de impotencia, desesperanza…).
  4. Te encuentras en una situación límite, que no sabes resolver o no tienes fuerza para afrontar (Problemas graves de pareja, hijos o trabajo).
  5. Sientes que tu área emocional te arrastra y no te ves capaz de analizar las cosas con objetividad y actuar inteligentemente.
  6. Estás lleno de pensamientos negativos, catastrofistas, obsesiones o fijaciones… que te impiden vivir la vida con normalidad.
  7. Deseas que la vida se acabe y sientes que no tiene sentido tu papel en este mundo.
  8. Sientes una agresividad que eres incapaz de controlar, y sabes que puede desencadenar en situaciones límite.
  9. Piensas que todo el mundo está en su contra.
  10. Tienes grandes dificultades para descansar, conciliar el sueño, desconectar de situaciones, y no puedes vivir la vida con normalidad.

En definitiva, no hace falta estar en una situación excepcional o extrema. Cuando sientas que necesitas ayuda en tu vida diaria porque no sabes cómo afrontar la situación que estás viviendo, ahí es donde es aconsejable recibir tratamiento.