01 Ago Autoestima sexual. Apagar la mente y despertar el cuerpo
Son muchas las personas que, cuando tienen una relación sexual, a menudo se ven condicionadas por una serie de factores que pueden hacer que no disfruten de la experiencia como deberían disfrutar. Es decir: con plena conciencia de estar disfrutando realmente, entregadas al placer y a las sensaciones.
Los factores que pueden llegar a entorpecer la práctica del sexo suelen ser distintos en cada persona; no obstante, podemos encontrar un nexo en común. Factores como la falta de autoestima sexual y, por consiguiente, la incapacidad de entregarse al placer, suelen estar detrás de las prácticas sexuales insatisfactorias. O no del todo satisfactorias.
Autoestima sexual: ¿Cómo te ves y sientes respeto a tu sexualidad?
El concepto ‘autoestima sexual’ se refiere a la capacidad de sentirnos deseables y tener confianza y seguridad para experimentar la sexualidad de un modo satisfactorio y placentero, es el factor psicológico que influye en cómo vivimos el sexo.
Cuando la autoestima sexual está deteriorada, genera frustración, vergüenza, inseguridad y en consecuencia disfunciones sexuales como falta de deseo, anorgasmia, dispareunia, vaginismo, disfunción eréctil, eyaculación precoz y aversión al sexo.
El nivel de autoestima sexual de una persona va a tener una influencia clara y directa en las decisiones que ésta tome en sus relaciones íntimas: con quién aspire a estar, qué se atreva a hacer o, lo más importante, qué grado de satisfacción sea capaz de alcanzar.
A su vez, tener más o menos autoestima sexual va a tener que ver con muchos factores, entre ellos la cultura en la que se ha crecido, las experiencias que se han vivido, la religiosidad, la edad, la educación, los referentes, entre muchos otros.
Evidentemente, el nivel de autoestima sexual va a variar a lo largo de la vida. Una persona puede presentar diferentes tipos de autoestima dependiendo de la situación a la que se esté enfrentando en cada momento o las relaciones que tenga con las personas de su alrededor. Sin embargo, muchos expertos coinciden en la base de la autoestima la vamos a encontrar en la infancia. De la autoestima en general y, por consiguiente, de la autoestima sexual.
Y es que la clave de todo está en la seguridad. La seguridad en uno mismo, que es como una gran columna en la que se van a apoyar la autoimagen, el autoconcepto y la competencia sexual. Que esta columna, este tronco central, sea más o menos firme, más o menos robusto, va a condicionar la capacidad de experimentar una sexualidad plena y satisfactoria.
Del mismo modo que la autoestima afecta a la forma en que nos mostramos a los demás, la forma en que nos relacionamos, en el ámbito sexual, ésta también va a condicionarnos directamente. Tanto es así que detrás de muchas disfunciones sexuales vamos a encontrar una baja autoestima sexual.
La capacidad de entregarse al placer y el control mental
A la hora de tener sexo, es importante tener la capacidad de silenciar la mente y conectarse con uno mismo. Y esto no es fácil. Descubrir a través de los sentidos el propio potencial erótico, saber identificar el discurso interno y convencerse de que un cuerpo es perfecto tal y como es… no es fácil.
La mayoría de personas tienden a caer en la rumiación. La sociedad – la presión social – nos empuja a pensar demasiado en momentos en los que simplemente tendríamos que rendirnos a la experiencia, en que sólo deberíamos entregarnos al placer.
La televisión, las películas, el imaginario colectivo, pesan sobre nosotros y nos inducen a obsesionarnos en cómo lo hacemos, si lo sabremos hacer y si agradaremos a la otra persona. Muchas personas están tan angustiadas por el “examen” en que han convertido el sexo, que no disfrutan de la experiencia.
Claves para potenciar la autoestima sexual
Estas son las pautas y claves psicológicas fundamentales que te pueden ayudar a reforzar tu autoestima sexual.
1. Detecta las causas
El primer paso para solucionar un problema es reconocerlo. Así, podemos identificar las diferentes causas que han generado el actual estado de sentimiento generalizado de inseguridad sexual. Y las podríamos resumir en estas tres.
1.1. Educación Sexual
La educación sexual que hemos recibido afectará a nuestra experiencia y autoestima sexual.
Si hemos aprendido que tocarnos y autoexplorarnos es malo, que el sexo es sucio, que expresar placer es de persona viciosa, que todo es responsabilidad de uno/a mismo/a en la cama, que tenemos que conseguir una serie de objetivos… Y si además, los estereotipos marcan que todo debe ser magnífico, y a menudo la educación sexual recibida no es otra que la pornografía (ha sido nuestro modelo, donde todo es película pero nos la creemos, las erecciones son eternas, las mujeres tienen súper-orgasmos enseguida, el sexo es absolutamente coitocentrista)… Todo ello nos llevará a falsas expectativas y a bloqueos y disfunciones sexuales.
1.2. Creencias limitantes
Las creencias limitantes son pensamientos sobre nosotros o sobre nuestra situación que no nos dejan ser nosotros mismos. Detectarlas es el primer paso para liberarnos de ellas.
¿Cómo nos hablamos? ¿Qué nos decimos? “No estaré a la altura”, “voy a fallar”, “estoy gorda”, “no le voy a gustar”, “no lo haré bien”
¿Cómo nos hace sentir lo que nos decimos? Las emociones que aparecen son ansiedad, miedo, frustración, vergüenza, presión. Estas experiencias no nos dejan ser, coartan nuestra libertad.
1.3. Falta de comunicación
El autoconocimiento y pedir lo que queremos a través del desarrollo de una buena comunicación es todo un reto. Un valor primordial de la sexualidad es el respeto. Cuando tengo una buena sexualidad, debo ser capaz de decir lo que quiero y lo que no; todos no somos iguales, y la comunicación será clave. Cuando somos capaces de abrirnos a la experiencia, esto nos hará libres.
2. Pasa a la acción
Y, una vez detectadas las causas, el objetivo es no encallarse en ellas y aprender a contrarrestarlas. Podemos lograrlo con los siguientes pasos.
2.1. Priorízate
¿Cómo te relacionas contigo? Tú eres la persona más importante de tu vida, colócate en primer lugar, identifica tus propias necesidades, son más importantes que las de los demás. Piensa en ti y deja de querer siempre complacer, permítete el error, mímate, cuídate, quiérete, trátate con amor, recuerda que a mayor autoestima mayor satisfacción sexual.
2.2. Autoexploración y descubrimiento de tu potencial erótico
Conocerse a uno mismo ayuda a sentirse mejor en la sexualidad. Porque sabremos quiénes somos y cómo somos. Debemos relajarnos, estar presentes, e ir descubriéndonos a través de los diferentes sentidos… ¿Desde qué lugar te relacionas con tu cuerpo? ¿Cómo te tocas? ¿Lo haces con amor? ¡Ama tu cuerpo! ¿Qué sientes? ¿Qué hueles? ¿Qué saboreas?… ¡Sentir, sentir, sentir! Descubrirnos y abrirnos a vivir la experiencia libre de juicios va a aumentar la satisfacción sexual.
3.3. Libera tu mente
Este paso consiste en liberar la mente limpiando los pensamientos preconcebidos y sustituyéndolos por pensamientos que nos empoderen. Vivir la experiencia real, y no la que hemos creado en nuestra mente.
No hace falta que lleguemos al orgasmo, no hace falta que nos forcemos a llegar. No hay posibilidad de “fallar” porque en el hecho de sentir placer no hay fallo posible. Convencernos de esto va a resultar imprescindible. Repetir las siguientes autoafirmaciones positivas ayuda a reforzar la autoestima sexual:
- Soy digna/o de sentir placer. Siento el placer en cada momento.
- Tengo derecho al placer.
- Soy libre.
- Soy capaz de conectar con la otra persona.
- Me gusto a mí mismo/a.
- Yo puedo generarme autoerotismo.
- Soy libre de expresarme sexualmente.
- Tengo derecho a decir “no”.
- Tengo derecho a agradar.