01 Feb La necesidad del apego: la oxitocina y el sistema de conexión social
El apego y sus implicaciones en el desarrollo y en la regulación emocional siempre me han resultado fascinantes. Por eso, me parece fundamental aprender acerca de cómo afecta a nuestras vidas y desarrollo este fenómeno psicológico básico.
Esa interacción cuerpo/mente se observa desde el principio de la gestación, organizando tanto la biología como la psicología para propiciar el entorno más adecuado donde se desarrolle el feto y luego el futuro bebé.
El vínculo entre la oxitocina y el apego
Desde el inicio de la gestación se va a segregar oxitocina, la hormona del amor, de la vinculación o también llamada hormona tímida (porque precisa de la seguridad para manifestarse, al igual que la motivación para implicarnos socialmente).
La oxitocina, entre otras funciones, prepara el cerebro de la madre para que se implique y enamore del futuro bebé. Esos niveles de oxitocina llegarán a sus estados más altos en las horas siguientes al parto y durante la lactancia. La mera presencia de un bebé nos lleva a segregar oxitocina propiciando ese estado de calma, donde el tiempo se detiene y buscamos la mirada del bebé y nos deleitamos en él.
En esas miradas, en esas palabras entonadas como caricias, en esa implicación gestual nos involucramos socialmente con el bebé, y así se propicia la danza del apego que favorece la regulación emocional. La respiración y el corazón se calman, las sonrisas iluminan los rostros y entramos en el espacio de coherencia entre bebé y mamá o papá o cuidador, donde el tiempo se dilata y simplemente se disfruta del deleite mutuo.
Las implicaciones terapéuticas de este proceso
Esta característica tan mamífera y humana de la tendencia a establecer conexiones emocionales profundas desde el nacimiento es lo que ha faltado en traumas tempranos o en desarrollos traumáticos.
Como terapeuta que busca reparar el apego, entre mis objetivos están el propiciar esos estados para activar el sistema de conexión social y favorecer las conductas que generan oxitocina, de manera que ambos procesos nos ayuden a acercarnos a esa conexión, y sobre todo a facilitar la percepción de seguridad para que todo lo anterior sea viable.